Para ser del todo sinceros este paisaje no ha surgido del deshielo de antiguos glaciares, sencillamente es el resultado del desbordamiento intencionado de agua dulce producido por la construcción del embalse de Riaño en 1987.
Riaño era uno de los municipios más importantes llegando a superar los 3000 habitantes en la década de los 60.
Por aquel entonces contaba con una arquitectura muy popular y de primer orden, como una iglesia del siglo XVIII cuya torre fue dinamitada. Disponía incluso de uno de los primeros Paradores Nacionales de turismo del país que también fue demolido bajo la promesa de reapertura que a día de hoy todavía siguen esperando a que se cumpla.
En agosto de 1987, el agua inundó el valle y lo convirtió en el paisaje que podemos ver hoy. Desde entonces han pasado más de treinta años, pero los vecinos todavía recuerdan lo sucedido aquel 7 de julio cuando desaparecieron un total de 9 pueblos bajo las aguas del pantano. Ahora, los pueblos de Riaño, Burón, Pedrosa del Rey, La Puerta, Salio, Huelde, Anciles, Vegacerneja y Escaro descansan bajo las aguas de este embalse, pero no solo quedaron estos pueblos, sino que también sufrieron la misma suerte varios puentes entre los que destacan por su gran valor histórico-artístico el puente romano de Valdearaña y el puente medieval del siglo XVI de la Podrosa del Rey, que cuando el nivel del agua desciende, sale a la luz.
Fue todo un engaño para los habitantes de este paradisiaco lugar. Se prometió riqueza para el sur de León con 83.000 hectáreas de regadío y el tiempo ha demostrado que este embalse no se construyó para regar sino para producir electricidad y enriquecer aún más a las grandes constructoras e hidroeléctricas
Hoy el pantano es un lago de aguas cristalinas que reflejan las montañas leonesas en un espectacular juego de colores. Hasta aquí llegan amantes de los deportes de riesgo y curiosos para disfrutar de su belleza y de las posibilidades que ofrece este espacio natural. Y es que sus rocosas y afiladas montañas son el lugar perfecto para practicar escalada, descensos, así como todo tipo de actividades acuáticas: ráfting, piragua, kayak… Las rutas más conocidas son la escalada al Pico Yordas o al Pico Gilbo desde donde podrás contemplar unas vistas increíbles de todo el valle.
Aunque sin duda lo más especial de este lugar es realizar un paseo en barco mientras descubres cada rincón de este espectacular valle de más de 100 kilómetros. Si quieres disfrutar de un paisaje frondoso y pintoresco de colores verdes la época perfecta para visitar los fiordos es durante la primavera o el verano. En cambio, para ver el valle completamente nevado lo mejor es acudir en otoño o invierno. La vista panorámica de los fiordos que podrás ver desde el barco te sorprenderá. Si llevas prismáticos quizás tengas suerte y descubras algún lobo, zorro o incluso un oso pardo entre los árboles. Y aunque sabemos que no podrás apartar la mirada del espléndido paisaje, si miras hacia el cielo puede que te encuentres con algún ave rapaz como el águila o el halcón.
En cualquier caso, te recomendamos aprovechar la visita para conocer los pueblos de alrededor y algunos lugares de interés como sus hórreos, el Museo Etnográfico, el paseo del recuerdo o el famoso “banco más bonito de León”. Por supuesto, cabe destacar la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, de estilo románico y construido en el siglo XIII, que fue trasladada piedra a piedra del pueblo de La Puerta desaparecido bajo el pantano. Ahora las campanas del templo repican sobre Nuevo Riaño.