El Mont Saint-Michel, majestuosamente edificado en la costa noroeste de Francia, ha sido testigo de una rica historia que abarca unos mil años. A lo largo de su existencia, este icónico islote ha sido monasterio, prisión y fortaleza. Su historia es tan rica como su arquitectura gótica.
Este monumento ofrece una asombrosa diversidad de formas y estilos arquitectónicos, abarcando desde sus primeras etapas de construcción hasta su última restauración, que concluyó en el siglo XXI. La Maravilla de Occidente, como es conocida, fue declarada. El monte y su bahía, clasificados desde 1979 como Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO, no esconde un castillo sino una majestuosa abadía.
El Monte Saint-Michel tiene la particularidad de ser un islote rocoso rodeado de una maravillosa bahía, escenario de las mayores mareas de Europa. La bahía del Monte Saint-Michel es el teatro de las mareas más grandes de Europa continental. En cuanto el coeficiente de la marea supera 110, el Monte se convierte en una isla, durante unas horas.
Para observar el fenómeno de la marea subiendo y la llegada del macareo, hay que estar presente 2 horas antes del horario de plena mar. Se puede observar el fenómeno desde el Monte, las murallas, la terraza oeste (plaza de la abadía), o el nuevo puente-pasarela. La bahía dispone de muchos puntos de observación privilegiados como la Roche Torin en Courtils, en Grouin del Sur, en Vains-Saint-Léonard y en Gué de l’Epine en Val-Saint-Père entre otros.
Consejos para los visitantes
Toñi y Laureano